domingo, 26 de julio de 2009

¡Del pozo al gozo! (Crónica)


EAST RUTHERFORD, NUEVA JERSEY.- Una selección mexicana acelerada, aceitada y desconocida en comparación con la de los primero 45 minutos, vapulea y humilla a su similar estadounidense por marcador de 5-0. El tricolor consigue infringir dos paradigmas que pesaban sobre éste: alzar el cetro de la Copa Oro luego de 6 años de estiaje y terminar con la hegemonía norteamericana –de casi una década– en territorio yanqui.

Javier Aguirre presentó dos variables respecto al cotejo anterior frente a Costa Rica. Las desatenciones defensivas fueron el leitmotiv del estratega, sus cambios fueron los siguientes: el “Topo” Valenzuela por Ismael Rodríguez y José Antonio Castro por Pablo Barrera. El parado táctico fue el clásico 4-4-2 de “El Vasco”, con Giovani dos Santos y Alberto Medina un poco más sueltos y un Miguel Sabah más anclado en el área, fungiendo como un “9” nato.

Luego de un inicio alentador con un Tri poseedor del balón y los tiempos del partido, los dirigidos por Bob Bradley le robaron el esférico y la posesión a los verdes. El conjunto de las barras y las estrellas sometió a su rival a los típicos contragolpes de usanza (que tanto habían mermado a México en sus últimos duelos frente al vecino del norte). En el libreto, esta selección “B” de EE.UU. jugaba semejante a la de la Confederaciones. Aún así, acaecía una gran desavenencia entre ambas; la definición. No es lo mismo tener enfrente a Landon Donovan, Charlie Davies o Jozy Altidore, que –sin afán de menoscabar– a Davy Arnaud, Robbie Rogers o Brian Ching.

Al minuto 14, el colegiado no señaló un penal del tamaño del estadio sobre Clarence Goodson, luego de un jalón evidente de camiseta por parte de Juan Carlos Valenzuela en un corner a favor de EU.

Cuando el cronómetro marcaba los 44´, Alberto Medina se encargo de echar por la borda un futuro llamado el 12 de agosto. Un pase inteligente al hueco de Giovanni, fue pésima y vergonzosamente (con el arco por delante) conducido por “El Venado”, quien demostró no poner ni un ápice de atención cuando en las fuerzas básicas del Rebaño Sagrado se le adiestró la sesión de “recepción conducida”. El jugador padeció de pánico escénico y acabó proveyendo pena ajena y risa al espectador. El 7 de Chivas estuvo lo que le sigue de errático. Simplemente, es el ejemplo claro del futbolista que rinde en su club y en la selección no marca ningún contraste. El balompié no se trata de correr rápido en cualesquiera dirección, mucho menos de hacer fintas y regates que culminan con un piscinazo en el área enemiga (si bien nos va) o retrasar el balón por enésima vez. Otro compañero suyo que no canta mal las rancheras –a pesar de su gol– es “El Gringo” Castro. Un bluff en toda la palabra…

Un minuto después, por si quedaban las dudas, Medina de nuevo cruzo de más su disparo luego de una combinación interesante entre Magallón y Gio.

Para el complemento, Aguirre mando a la banca al siempre intrascendente Medina por un famélico y escurridizo Carlos Vela, quien salió a comerse la cancha a bocados colosales. No obstante, Rogers le quitó la respiración a los miles de aficionados aztecas (que abarrotaron el inmueble) después de que Magallón midió incorrectamente un centro desde la banda derecha, que el tripulante del Colombus Crew bajó de pecho para empalmarla apenas por arriba del marco resguardado por Guillermo Ochoa. Acto seguido, Arnaud recibió un servicio por izquierda e internó rumbo a la portería, aunque para fortuna de la causa del “equipo de todos”, el artillero chorreó un tiro machucado a las manos y colocación del cancerbero.

Pasando el minuto 54, sobrevino la decisión más polémica y ambigua del encuentro. En una pared entre Vela y dos Santos, el 17 recibió el balón de espaldas con la marca férrea de Jay Heaps, que no lo había dejado ni respirar en el primer tiempo, quien entre jaloneos de playera y manotazos, recibió un codazo del ex Barcelona que provocó la caída del primero. Por ende, el zaguero americano terminó, por inercia de la misma jugada, por llevarse de corbata al otrora campeón sub-17. El árbitro Courtney Campbell no fluctúo ni un segundo; indicó penal. La incertidumbre y el nerviosismo se hizo sentir en la parcialidad mexicana; luego de los yerros de Castro y Sabah en ocasiones anteriores, los fantasmas de la maldición de los penales que rondan especialmente este recinto y ese arco idéntico (mismo en la que García Aspe, Bernal y Rodríguez fallaron contra Bulgaria en los octavos de final del mundial Estados Unidos 1994) esbozaron su figura… El capitán Torrado se encargaba al 54 de exterminar cualquier perturbación.

El vendaval ofensivo del Tri no se hizo esperar. Tanto Israel Castro, Miguel Sabah y Carlos Vela malgastaron tres mano a mano clarísimos frente a Perkins. Era aniquilar o morir, la misma película de hace 2 años se volvía a repetir: con el rival en la lona y acorralado, el antagonista perdía la encrucijada de noquearlo, para que tiempo después reviviera de la nada. Del mismo modo que en el 2007, la selección ganaba por la mínima y no amplificaba su superioridad, luego de estropear goles cantados. Troy Perkins se vestía de héroe.

Hasta que apareció “El Bombardero” Vela con su técnica depurada y con una frialdad pasmosa, recortó al defensor gringo y en un palmo corto de terreno, punteó la redonda a la llegada de Sabah que a bocajarro estrelló en la humanidad de Perkins y un sagaz Giovani dos Santos aprovechó el rebote para mandarla al fondo de la red, al 62. Marcador de 2 a 0 que calmaba las aguas y desconcertaba al enemigo.

Giovani se agrandó y recordó a los presentes la magia de aquel joven que deslumbraba a propios y extraños durante el mundial sub-17 de Perú 2004. Al 66, luego de un eximio pique de derecha a izquierda, Gio filtró una delicia para su socio Vela, quien (como en el Arsenal) elevó una vaselina a lo Panenka por encima del portero, para decretar el 3-0 momentáneo. El Giants Stadium detonó en delirio y júbilo.

Al 78, Vela se vistió de Gio y envió una belleza de asistencia que rompió el fuera de lugar, en trayectoria de José Antonio Castro que cruzó por debajo al goleiro Perkins, quien observó como la de gajos entraba a su cabaña.

El último gol de la tarde corrió a cuenta de Guillermo Franco, quien entró de sustituto por Miguel Sabah. El ex Villarreal rubricó su diana con base a un bombazo raso y colocado a la altura de la base del poste izquierdo, que resultó imposible atajar a Perkins.

No hay que tirar las campanas al vuelo. La de hoy fue una gran victoria, un aliciente futbolístico y psicológico que exhibe a los EU como una escuadra vadeable. Sin embargo, vale la pena recordar que ambos representativos nacionales serán disímiles (principalmente la oncena de los Estados Unidos) a los que saltaron al presente a The Meadowlands. De este compacto, únicamente Brian Ching se perfila como probable recambio de algún punta (llámese Altidore o Davies). Por México, restan los refuerzos de la tan criticada legión europea: Andrés Guardado, Ricardo Osorio, Carlos Salcido, Nery Castillo, Rafael Márquez –aunque no podrá disputar los 90 minutos– y Héctor Moreno. Por supuesto, Cuauhtémoc Blanco y eventualmente se podrían sumar Zihna, Javier Hernández, Edgar Pacheco, Aarón Galindo o Pavel Pardo, para enfrentar al Tío Sam el próximo 12 de agosto en el Estadio Azteca bajo las eliminatorias mundialistas de Sudáfrica 2010.

La Copa Oro dejó algunas lecciones. Un sólo partido no puede borrar lo mal que jugó el Tricolor durante la mayoría del torneo. Cierto que se fue de menos a más y en el momento más trascendente se contendió al nivel deseado, empero predominó en partidos anteriores las pifias defensivas (a pesar de ser el rival menos goleado del certamen), la poca imaginación y coordinación entre líneas, la impotencia e indisciplina –abanderados primordialmente por él mismo Aguirre, Torrado y Noriega– y lo más importante: la confianza. Es decir, creérsela de sí mismos. Jugar a tope sea contra Nicaragua, Costa Rica, Estados Unidos, Ruanda o España; sudar la camiseta, demostrar que se tiene material humano.

Por último, vale la pena apuntar que Giovani dos Santos fue declarado merecidamente el mejor jugador del evento, Sabah se proclamó campeón goleador con 4 tantos (con todo y sus traspiés) y EE.UU. dio cátedra del fair play al salir todo el plantel a recoger sus preseas doradas y el trofeo que los acredita como subcampeones. Un aplauso a este talante pocas veces visto. Tanto hay que saber ganar, como perder. Esperemos que el 12 sea lo primero… nuevamente.

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